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Christian Basso - La Pentalpha (2003)

Artista: Christian Basso
Álbum: La Pentalpha
Año: 2003
Género: Rock ecléctico / World Music
Duración: 34:39
Nacionalidad: Argentina


Lista de Temas:
1. Piemonte
2. Farewell impromptu
3. Melons
4. The west end
5. Melodía sentimental
6. Il circolo
7. Madmoiselle Pony
8. Cartago
9. Rey Mago Zoroastro
10. The Promenade
11. Walzette
12. Drusilla (theme & variation)

Alineación:
- Christian Basso / voz y guitarra
- Pablo Chinen / samplers
- Mariano Oliva / teclados
- Chowy Romero / guitarra
- Valentin Basso / bajo
- Sergio Sotomayor / batería
- Cay Gutierrez / coros
Invitados:
Eva Faludi / Voz
Kal Cahoone / Voz


Otro regalito del señor Gilgamesh para que conozcan y disfruten en este fin de semana, les comento: Christian Basso es un compositor y multiinstrumentista, que alcanzó renombre en la escena local a lo largo de sus más de veinte años de carrera como bajista y músico en distintos proyectos junto a Charly García, Gustavo Cerati, Richard Coleman, Andrés Calamaro, Daniel Melingo, Javier Malosetti, María Gabriela Epumer, entre otros; y principalmente con La Portuaria, banda de la que fue ideólogo y miembro fundador junto a Diego Frenkel.

Christian Basso is an Argentine musician, known as both a composer and a multi-instrumentalist.As soloist he edited ¨Espiritista¨ in 2014, ¨La Musica Cura!¨ in 2011, ¨La Penthalpha¨ in 2003, and ¨Profanía¨ in 2001.He has created music pieces for theater, dance, installations, television and films. Among his creations is the music for Korean feature Secret Sunshine by filmmaker Lee Chang-dong

Sus obras solistas profundizan en una búsqueda de un sonido personal que dé cuenta del espíritu y poética de la música de los inmigrantes, dando como resultado una obra de genero propio y características únicas. O sea, esto es rock, no tira para el lado progresivo, o por lo menos no me animo a tildarlo así, porque su base no tiene las características de la música progresiva (bases irregulares, cambios de ritmo, etc.), pero se acerca mucho al contener mucho eclecticismo, muchas sorpresas y sonidos extraños, al ser tan cercanos al World Music, ya que su música combina elementos del tango, música italiana, jazz, folklore, con lo clásico y la tradición de los compositores de soundtracks. En sus proyectos discográficos partipa la soprano Eva Faludi (Coro Polifónico Nacional), la cantante estadounidense Kal Cahoone (Lilium, Tarantella) y el músico arreglador Alejandro Terán (Hypnofon), entre otros.

Basso propone una música con fuerte acento europeo, con aires de puerto, cabaret y vaudeville. Allí resuenan melancólicos violines, mandolinas y acordeones, junto con las guitarras twang del spaghetti western. Es un sonido profundamente evocativo, que reconoce antecedentes como Ennio Morricone, Nino Rota y más recientemente el grupo Caléxico y el bad seed Barry Adamson
Claudio Kleiman, en la revista Rolling Stone Magazine

Claro que este eclecticismo, puede asustar a algunos críticos musicales (lean todos los comentarios del disco que copio a continuación), pero como no es nuestro caso, dadas las características propias de un melómano de rock progresivo, los invito a escuchar este disco que tiene grandes momentos y bueno músicos.

Christian Basso (n. Buenos Aires 27 de septiembre de 1966) es un músico argentino, compositor y multiinstrumentista.
Como solista editó Profanía (2001, Random Records), La Pentalpha (2004, Los Años Luz Discos) y La Música Cura! (2011) Este último, nominado en Argentina a los premios Gardel 2012 como mejor álbum en la categoría de World Music. Estos proyectos discográficos contaron con la participación de prestigiosos músicos como la soprano Eva Faludi (Coro Polifónico Nacional), la cantante estadounidense Kal Cahoone (Lilium), la cantante china Haien Qiu y el músico y arreglador Alejandro Terán, entre otros. Compuso numerosos scores para cine. En 2007 trabajó junto al prestigioso director coreano Lee Chang Dong en el film Secret Sunshine/ Milyang ganadora de la Palma de Oro en Cannes 2007. Para México, los films No eres tú, soy yo (2010) dirigida por Alejandro Springall, Nos vemos Papá (2011) dirigida por Lucía Carreras, Marcelo (2012) dirigida por Omar Yñigo y Tlatelolco (2012) dirigida por Carlos Bolado. En Argentina compuso la música para La invención de la carne (2009) de Santiago Loza, Eva y Lola (2010) de Sabrina Farji, La Despedida (2012) dirigida por Chavo D´Emilio y Las Mujeres llegan tarde de Marcela Balza. Además, fueron incluidas canciones de su autoría en films como ¨Star Maps¨ (USA, 1997), ¨Sexo, Pudor y Lágrimas¨ (MEX, 1999), ¨Dot the i¨ (UK, 2003), y recientemente la inclusión de la canción ¨El sueño americano¨ en el film y la serie ¨Carlos¨ (FR, 2011) del prestigioso Olivier Assayas.
Junto a los músicos Axel Krygier, Alejandro Teran, Manuel Schaller y Fernando Samalea forma el grupo Sexteto Irreal con el que editan el disco Jogging a través de Los Años Luz Discos, en 2010. Realizaron numerosas presentaciones en Bs As y el resto del país.
Durante 2010, 2011 y 2012 fue consecutivamente jurado de música del certamen K-POP Latinoamerica, en donde aspirantes latinoamericanos interpretan canciones de artistas de pop coreano.
Basso alcanzó renombre en la escena local a lo largo de su carrera en distintos proyectos junto a Charly García (Las Ligas), Richard Coleman, Gustavo Cerati y Fernando Samalea (Fricción), Daniel Melingo, Javier Malosetti, María Gabriela Epumer, entre otros; y principalmente iniciando su carrera como compositor con La Portuaria, banda de la que fue ideólogo y miembro fundador junto a Diego Frenkel. Sus temas, en coautoria con Frenkel Selva y El bar de la calle Rodney se transformaron en íconos representativos de la banda, con la que se grabaron 6 albums para EMI, y se realizaron ediciones y numerosas giras internacionales.
Wikipedia

Christian Basso es un bajista devenido en multiinstrumentista que supo ser parte de Fricción, La Portuaria y de la banda de Charly García cuando ésta se llamaba Las Ligas. Sin dudas, la necesidad de darle un sedimento pop a la música de los inmigrantes, lógica que distinguió a La Portuaria, es lo que más afectó a su militancia musical. Y como pruebas se exhiben sus dos discos: El espectral Profania, con westerns alucinados de medio tiempo y sensación permanente de sound track de filme europeo del este; y el reciente La Pentalpha, un contubernio de más westerns, country, retazos de ópera, music hall, jazz y hasta ska.
Claro está que a este propósito hay que aislarse lo de la pretensión pop. Porque si hay un disco que no cuaja con lo previsible para el entretenimiento sonoro actual, es este.
La Pentalpha, estrella de cinco puntas cuyas diagonales se cortan determinando la divina proporción, es la coartada conceptual que le permite a Basso revestir de espiritualidad todo lo que toca. Un símbolo que movilizó a creyentes de todas las religiones, le da margen para hacer lo que se le antoje y para utilizar una rara diversidad de instrumentos. “La religión de la música no mata a los infieles, no comete atropellos; en ese sentido, parece inofensiva”, escribe en el sobre interno, a modo de amparo. Colaboran Dani Melingo, Charly García, Axel Krigier, Alejandro Terán y las cantantes Kal Cahoone, Ava Faludi y Eugenia Vargas.
Vale la pena.
Por Germán Arrascaeta

Aunque un músico es más que la suma de sus influencias, su discoteca personal suele delatar inquietudes, gustos y pretensiones que terminan por marcarle el rumbo.
En el living y estudio de Christian Basso, por ejemplo, se apilan CD de música clásica, jazz y tango; del baladista dark autraliano Nick Cave, del provocador estilista francés Serge Gainsbourg y de los paisajistas norteamericanos Calexico.
Todo eso y más se filtra en "La Pentalpha" (Los Años Luz Discos), segundo disco del bajista fundador de grupos como Clap y La Portuaria e integrante de Las Ligas, banda que acompañó a Charly García a mediados de los ochenta.
En verdad, esos eclécticos compacts parecen tener más que ver con la actual música de Basso que aquellos antecedentes pop en el rock nacional. "La Pentalpha" sigue los pasos del anterior CD, "Profania", y de "La montaña esmeralda", un audiovisual que Basso presentó en vivo junto con Diego Chemes, en 1997. Música sugerente, climática, que podría ser banda de sonido cinematográfica, mayormente instrumental y con abundantes tonos menores y melancolía, cuando no aparecen las voces de una cantante de ópera (Eva Faludi) o de una pícara "cabaretera" francesa (Eugenia Varas). Nada que remita directamente (aunque indirectamente quizás) a "hits portuarios" de la proporción de "El bar de la calle Rodney" o "Selva".
"Tardé un año en hacer el disco, desde la composición hasta la mezcla ­dice Basso, rodeado de piano, contrabajo, violín, teclado y computadora en su P. H. de Villa Ortúzar­. Y no puedo decir que el proceso haya sido placentero, porque sentí mucha presión. Con el primero había tenido buenas críticas, pero no éxito comercial y el sello con el que lo había editado, Buena Beat, ya no existía; así que estaba solo. Llevo grabado como diez discos, pero con éste me estoy jugando otras cartas más personales."
ENEMIGO DE LA ZAPADA
Las nuevas cartas de Basso dicen "compositor" en letras doradas. "Mi carrera se perfila hacia la composición. Me cansé un poco de los procedimientos habituales del rock. Este disco, en cambio, fue casi completamente escrito antes de la grabación, sin improvisaciones. Y me gustaría que el próximo sea aún menos improvisado. Soy como un enemigo de la zapada...", asegura el músico, que en los últimos años ya sin compromisos laborales con La Portuaria se dedicó, a estudiar piano con el maestro alemán Klaus Cabjolsky, al que no deja de agradecer por la "iluminación" del camino.
Basso parece imaginarse como un clásico autor de "scores" a la manera de Ennio Morricone, aunque todavía no ha encontrado su Sergio Leone. "Ya no me considero un "performer" ­admite­. Por eso me interesa mucho el trabajo de compositor para cine. Me fascinan las viejas películas italianas, en ese sentido. Me identifico con esos autores de piezas musicales... Antes, cuando tocaba en grupos, por momentos se me hacía insoportable la negociación, eso de buscar la vuelta para que todos tus compañeros estén conformes y que así se pierda tu idea original. Creo que el verdadero espíritu de una composición no puede estar dividido; tiene que venir de un solo corazón."
La por momentos grandilocuente "Pentalpha" salió de "un sólo corazón", pero fue ejecutada por tres decenas de músicos, desde dúctiles habitués del Teatro Colón hasta experimentados jazzmen, pasando por ex compañeros de Basso en La Portuaria como Alejandro Tearán y Axel Krygier, además de Daniel Melingo y el mismísimo Charly García. "Le propuse hacer una variación sobre uno de los temas, "Drusilla" ­detalla sobre el mito viviente del rock nacional, que aquí muestra otra cara, de pianista de música contemporánea­. Cerré los ojos, lo escuché tocar y dije ¡Es eso! Que siga, que siga... Fue un momento muy fuerte."
Otros dos invitados especiales fueron Valentín (en flauta) y Héctor Basso (en contrabajo), es decir, el hijo y el padre del responsable de estas doce intrigantes piezas. "Tocaron en distintos temas y fue muy importante incorporarlos: Mi padre me transmitió su amor por la música y yo ahora toco mucho con Valentín."
¿POR QUÉ "LA PENTALPHA"?
"La pentalpha o pentagrama es la estrella de cinco puntas dibujada de un solo trazo siguiendo las diagonales de un pentágono (...). El despliegue del pentagrama representa la neutralización de poderes negativos, así como una proporción de orden divino en la naturaleza y el arte (...), interprétese como la proporción del bien sentir." La explicación del término que da título al nuevo CD de Christian Basso deja más dudas que respuestas. "Mi intención fue plantear una pregunta, un camino, no la meta. Que el que lo lea, complete el trabajo."
Daniel Flores

Las peligrosas aguas del eclecticismo.
Cuando allá por septiembre de 2000 el efímero sello discográfico Buena Beat hizo su presentación en sociedad, traía bajo el brazo cuatro artistas con sus respectivos discos. Tres de ellos (Loch Ness, Virtual y TV Lounge), con olvidables y olvidados trabajos. El cuarto, Christian Basso con su Profanía, una verdadera y agradable sorpresa. Una gema hoy seguramente difícil de encontrar ya que Buena Beat hace tiempo que dejó de existir.
Basso, socio mayoritario, creativamente hablando, de la primera Portuaria, -banda que fundó con Diego Frenkel y Sebastián Schachtel-, ya había dado muestras entonces de su inclinación hacia la fusión de ritmos y melodías de distintos orígenes.
En ejercicio de esa pasión por el eclecticismo, ya en su primer trabajo en solitario, adhirió a una estética que, seguramente, habría descubierto en alguno de sus viajes por el exterior. Estética originada en Denver, Colorado hacia 1988 con la saga encabezada por los legendarios The Denver Gentlemen -banda que con un sólo disco, tardíamente editado, había dado origen a un mito y a una genealogía de bandas de culto encabezadas por 16 Horsepower y Slim Cessna's Auto Club (y sus múltiples ramificaciones: Jay Munly, Woven Hand, Lilium, Tarantella, etc.). Todos ellos sintetizadores de un rock del cual participan: country, folklore europeo, música de cabaret y spaghetti westerns soundtracks, entre otras fuentes de inspiración. Basso sumó a todo esto un ingrediente personal: melodías de sus ancestros italianos, una pizca de Nino Rota y la inclusión en algunos temas de la voz de una soprano: Eva Faludi. Así lograba un estilo propio y una estética de contundente unidad y coherencia.
La otra "conexión Denver" la aportó su colaboradora para ese entonces, Kelli Ann Cahoone (hoy Kal Cahoone) -natural de... Denver, Colorado- quien participó en la autoría e interpretación de algunos de los temas. Cahoone hoy lidera en su ciudad una banda llamada Tarantella (se recomienda visitar el sitio www.taran-tella.com, donde hay un interesante disco completo en mp3 para descargar gratuitamente) que sigue fielmente la estética de aquel trabajo junto a Basso.
Pasaron más de tres años hasta que el esperado regreso discográfico de Basso llegase. Luego de presentar Profanía para pequeñas audiencias durante los comienzos de 2001 y de pasar una larga temporada en España -donde alguna vez barajó la posibilidad de radicarse- volvió a componer y a encontrar un sello discográfico independiente dispuesto a editarlo. Así nació La Pentalpha, una nueva colección de canciones que continúan la búsqueda estética de Profanía pero sumando algunos ingredientes y restando otros. Y ninguna de estas dos cosas termina de sentarle del todo bien.
La resta viene por el lado de un alejamiento del rock. En Profanía, a pesar de la diversidad, el rock estaba presente en esencia y estructura. En La Pentalpha no aparece y sí lo hacen nuevos y obvios "referentes" casi sin procesar. Así, Piemonte es un tema evocativo con algo más que reminiscencias del Floyd de Atom Heart Mother; el Farewell Improptu podría ser un pasaje de Nyman para alguna película de Greenaway y Il circolo un original de Nino Rota... El eclecticismo se transforma acá en el objetivo y ya no en la esencia.
La casi omnipresencia de Eva Faludi tampoco parece ser una buena elección. Lo que en Profanía era un acierto, un toque de color, en la voz de la soprano, en La Pentalpha agobia. El mejor momento lo tiene Kal Cahoone, en su única intervención, con Melons -tema cuya letra le pertenece- una canción melancólica a la medida de su eficaz y seductora voz.
La Pentalpha sin dejar de ser un disco interesante es un toque de atención para la carrera de Basso. Una muestra del peligro que entraña navegar en la diversidad sin rumbo.
Claudio Angelotti

Cuesta imaginar a este hombre de voz baja, hablar pausado y modales suaves en giras de rocanrol descontrolado junto a Charly García, Andrés Calamaro, Daniel Melingo. Más todavía después de escuchar La Pentalpha, el segundo disco de Christian Basso, donde el jazz, la música clásica y el country conviven en paz, armoniosamente. Pero sí, este es el mismo Basso que supo de groupies, autógrafos y hits como bajista de La Portuaria.
El no reniega del pasado, pero todo eso parece haber quedado muy atrás en su vida, más conectada, a los 37 años, con sus primeras experiencias musicales. "Crecí escuchando jazz por mi viejo (Héctor Basso), que es músico de jazz, y música clásica por mi vieja, que me apoyó muchísimo en mis búsquedas. Hasta que una vez, en Villa Gesell fui con mi viejo a un lugar donde tocaba, creo, El Reloj. Me gustó la gente que había, el olor a pachuli... Dije yo soy esto y entré como en una caverna: me apareció el rock como lenguaje y fue algo fuerte. Ahora la caverna se volvió más luminosa, descubrí un nuevo universo".
Esa comparación con la caverna huele a alegoría platónica, y no casualmente: Basso hizo cuatro años de la carrera de Filosofía en la UBA. Pero dejó: "Lo que a mí me interesaba de la disciplina se empezó a volver inasible. En la academia se estudia filosofía como si fueran idiomas: aprendés el idioma de Hegel, el de Sartre, pero no van al fondo de la cuestión, la problemática humana de la que se ocupaban los griegos. Además, la filosofía es autodestructiva; estás muchos años sólo para llegar a saber que no se puede saber nada. Para los filósofos, los físicos son los únicos que saben algo del mundo, y la música para mí es una suerte de física del espíritu. Entonces empecé a creer de nuevo en la música".
Esta fe renovada tuvo como primer resultado concreto, en el 2000, a Profanía, en esta etapa que Basso no quiere calificar de solista ("yo compongo y vislumbro un proyecto en el que participa mucha gente"), con una música inclasificable a la que define como "cocoliche contemporáneo". ¿Eh? "Cocoliche porque es como los argentinos, viene distintos lugares, y contemporáneo porque es música contemporánea". Bien podría entrar en ese género tan abarcativo llamado world music; de hecho, Basso menciona a Goran Bregovic y a Peter Gabriel, personajes que, cada uno a su modo, rescataron melodías de distintos rincones del mundo. El eligió lo europeo, por eso La Pentalpha, integrado por mayoría de temas instrumentales, está atravesado por esas raíces en los ritmos (canzonettas, valses), las letras de las canciones (en inglés y francés), los títulos (Piemonte, Il circolo) y las fotos del librito, con imágenes de Italia, inmigrantes, barcos. Lo que remite a La Portuaria, el grupo que se disolvió en el 96 y al que Basso no quiso volver cuando renació, en el 2000.
Explicaba en esa época: "Me harté de que tuviéramos que resultar redituables o descartables. De tener que tocar Selva cien veces y de tener que cumplir con las expectativas de la radio. De mis propios caprichos, de los managers y los hoteles. De toda esa parte del pop". Ahora dice que "es más importante saber decir que no que decir que sí"; que "el dinero, si no es para pagar las cuentas, no sirve"; que odia los deportes; que no tiene televisión desde hace 14 años; que prefiere no tocar en vivo por un tiempo... ¿actitudes para candidatearse a artista maldito, músico de culto? "No es una postura social, no es que quiera ser de culto o un rara avis. Yo firmaba autógrafos, pero no va con mi personalidad. El lugar que tengo ahora es mucho más audaz que cuando estaba en La Portuaria; ahí, el riesgo lo absorbía Diego (Frenkel, el cantante del grupo). Ahora estoy más expuesto hasta en la salud: cada vez que tengo que terminar un disco me enfermo. Aunque en el primer disco no me fue bien comercialmente, para el segundo tenía mucha presión del entorno, porque el otro había gustado mucho. Hubo gente que me mandó mails para decirme que les había abierto una nueva posibilidad de música".
Otra conexión de este disco con su pasado agitado es la yapa del disco: un tema, el 13, que no figura en la lista del CD y que es una variación libre del 12 (Drusilla) a cargo de Charly García. En el 86 lo acompañó como bajista en una banda (Las Ligas) en la que también tocaron Calamaro, Melingo, Richard Coleman, Fito Páez y Pedro Aznar. "Yo tenía 20 años, me llamó Samalea (compañero suyo en Clap) y de un día para el otro estaba tocando con el Master. Aprendí un montón pero fue muy fuerte, me provocó confusión, porque entrás a una movida que es la de él. Es un tipo muy glamoroso y está todo el tiempo en esa película, a la que te invita y vos podés entrar. Pero al final te das cuenta de que nacemos, morimos y estamos solos. Y cada uno tiene que hacer su propio camino".
Gaspar Zimerman

El ex La Portuaria presenta esta noche su segundo disco solista, una obra compleja y atractiva, que relaciona a lo musical con la filosofía, y en el que hace intervenir una amplísima gama de instrumentos.
“La religión de la música no mata a los infieles, no comete atropellos. En este sentido parece inofensiva...” El segundo disco de Christian Basso, en cuyo librillo se incluye la frase, escapa a la frugal industria de la música entendida como entretenimiento. Su título, La Pentalpha (estrella de cinco puntas cuyas diagonales se cortan determinando la divina proporción) conecta al autor con momentos –ficticios o reales– de la historia de la humanidad: por ejemplo con un diálogo entre Mefistófeles y Fausto en el libro de Johann Goethe, en el que ambos discuten acerca del símbolo, o con la centralidad atribuida por los pitagóricos y los cristianos primitivos al elemento, o con los místicos de la Edad Media, que consideraban al pentagrama como el más sagrado de todos los símbolos, incluso que la cruz. El primer concepto que Basso hilvana ante Página/12 completa la idea: “La religión y la filosofía actúan en mi tarea compositiva como una necesidad espiritual. Si bien cursar lógica en la facultad fue para mí de una violencia intelectual intolerable que me llevó a pensar que la filosofía, tal como se estudia en la Universidad, implica palabras vacías que terminan transformándola en una disciplina autodestructiva, no puedo negar que existe una búsqueda filosófica a través de la música. La música tiene un lenguaje para explicar, puede decir un montón de cosas. Como dice Charly García, ya está hecha, sólo se trata de traerla”.
Queda claro así que el título del disco –y sus implicancias– no es lo único que convierte al ex bajista de La Portuaria en un músico sorprendente. En términos musicales, La Pentalpha –que será presentado hoy a las 20.30 en El Gorriti, Gorriti 3780– es una rareza conceptual que mixtura música clásica, country rock y jazz, configurando un sonido tal vez más arriesgado y experimental que Profanía, su disco debut. En efecto, Basso siguió los pasos del maestro Charly, y no se privó de nada. En un disco de apenas doce tracks condensó todos los instrumentos posibles (viola, cello, trombón, tuba, contrabajo, piano, flauta, clarinete, saxo barítono, violín, batería, bajo, guitarra, theremin) para originar una obra bella, sin fisuras. El, sin embargo, prefiere menos grandilocuencia para definirse. “Simplemente saco al ruedo instrumentos de orquesta, del folklore estadounidense o de la música italiana. Lo mío es una especie de jazzcafón, término con que la elite jazzera denomina a la música de menor nivel.”
–¿Por qué se castiga así?
–Porque soy capaz de meter una tarantela en el medio de un jazz. Eso para los jazzeros ortodoxos es poco menos que una herejía.
En La Pentalpha participan músicos extranjeros que acentúan su carácter universal (Dimitri Rodnoi de Rusia, Romain Lecuyer de Francia y Christine Brebes de EE.UU. conviven en “Farewell Impromptu”, una pieza delicada y maravillosa), mientras que la pata argentina la integran, entre otros, tres de sus viejos amigos (Daniel Melingo, Alejandro Terán y Axel Krygier), Eva Faludi (cuya voz junto al violín de Javier Casalla tensionan la “Melodía sentimental”) y el mismo Charly que ilumina la de por sí luminosa “Drusilla”. Sin embargo, los nombres pierden relevancia como tales para macerarse en un todo perfecto a la medida de Basso. “No me interesa hacer de mi música un producto. Simplemente compongo lo que me gustaría escuchar.”
–¿De qué manera?
–La música tiene un lenguaje poético increíble, apto para ponerle un marco a los pensamientos y las sensaciones que emanan del mundo visual. Desde ese punto, intento sacudir y revelar. Para mí la rebeldía no es teñirse el pelo de azul... La rebeldía es volver a los clásicos como Piazzolla o Ginastera, al espíritu primario, tribal, barroco de la música.La idea es buscar un lugar autónomo en un contexto en el que la música está muy socializada.
–¿Le molesta esa socialización?
–Sí y no. Estoy de acuerdo conque todo el mundo tenga acceso a la música, que todos puedan hacerla. Pero a veces eso atenta contra la calidad del producto. Los famosos “A y R” (Arte y Repertorio) fueron copados por gente de marketing que repite fórmulas para vender mejor. Yo, en cambio, conservo verdadero respeto y admiración por los grandes compositores de música popular o culta, da igual.
Entre las canciones que sintonizan con Profanía figuran “Mademoiselle Pony”, “Rey Mago Zoroastro” o “Cartago”. Las tres acuerdan con el costado lúdico de aquel compositor de música para “películas posibles” que debutó como solista en el 2000 a fuerza de tarantelas y steel guitars, cuando el aprendizaje de su estadía en Colorado, Estados Unidos, estaba muy fresco. Punto además que dejó atrás al Basso más conocido, el que había sido parte de Clap, Fricción y La Portuaria. “A los 16 años ya estaba tocando en Canal 9 con García. Después atravesé momentos de éxito con La Portuaria. Pero en un momento me propuse trabajar de otra manera por mi devenir. En parte porque nunca sentí el rock. Parte de ese proceso creo que determinó el carácter íntimo, hipersubjetivo de mi primer disco.”
–¿Qué opina de la tecnología ligada a la música? El disco parece mostrar cierto rechazo por ella.
–Creo que es un medio y no un fin. El fin es el principio, porque la obra tiene que estar concebida en el músico antes de ser manifestada. El ejemplo más claro es el de Beethoven. En cambio, la tecnología torna fácil la tarea de probar y construir. Yo no trabajo con loops ni sampler. Pienso que la música tecno es para estar cómodo. Es como mirar la tele para evitar la necesidad de imaginar.
–Y la imaginación parece jugar un rol central en “La Pentalpha”...
–Sin duda. Ocurre que la realidad del mundo entristece. No tengo TV hace 16 años y cada vez que viene mi hijo en vez de mirar tele jugamos al ajedrez. Tal vez eso desarrolle, despierte o profundice la posibilidad de imaginar.
Cristian Vitale

Bueno, acá les dejo otro disco más como para que se vayan entretendiendo este fin de semana y que no nos extrañen hasta el lunes. Espero que disfruten, y otra vez, gracias Gilgamesh!

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Para terminar la semana presentamos un disco doble muy especial, desde Ecuador presentamos a una banda que ya tiene un nombre particular que los define: Boson de Higgs, que como ópera prima se manda con un concepto inspirado en el cosmos, la astronomía en un viaje interestelar de 15 temas que tienen además su versión audiovisual, en un esfuerzo enorme que propone la divulgación científica y cultural de un modo nuevo, donde se aúnan la lírica en castellano, el rock alternativo, la psicodelia, el space rock, el hard rock y el rock progresivo. Un álbum doble sumamente ambicioso, con muy buenas letras y musicalmente muy bien logrado y entretenido en todos sus temas (algo muy difícil de conseguir, más pensando si es su primera producción) y donde puede verse en todo su esplendor en su versión audiovisual que obviamente no está presentado aquí salvo en algunos videos, pero que pueden ver en la red. En definitiva, dos discos muy buenos y realmente asombrosos para que tengan para entretenerse

Video de Los Viernes - Nostalgia del Hogar "Feel Like Going Home" 2003

The Blues es una serie documental producida por Martin Scorsese en 2003, declarado "Año del Blues" en Estados Unidos, genero que influyo al jazz y al rock. Cada una de las siete películas que componen la serie ha sido dirigida por un cineasta entusiasta del género y en ellas se hace un repaso su origen y desarrollo a lo largo del siglo xx Hoy toca el turno de Nostalgia del Hogar " Feel Like Going Home 2003" Dirigida por el propio Scorsese, este primer film de la serie rinde homenaje al Delta blues, a los orígenes del género, recorriendo el Estado de Misisipi de la mano del músico Corey Harris, para continuar después viajando por el continente africano en busca de las raíces del Blues. Feel like going home habla de músicos que se criaron alrededor de los algodonales, sin dinero ni comida, allí surgieron unos músicos que aliviaban las vidas de la gente como John Lee Hooker, Willie King, Son House o Robert Johnson. Músicos que se adaptaban a los tiempos, como O

Rick Miller - One of the Many (2024)

Para empezar el día y la semana nos vamos a Canadá de la mano del veterano multi-instrumentalista Rick Miller que presenta su último y mejor trabajo. Desplegando un rock progresivo atmosférico muy emocional, con muchas texturas sonoras y lleno de buen gusto, inspirado en artistas como Pink Floyd, The Pineapple Thief y Steve Hackett (ojo, solo inspirado), siempre con temáticas líricas ambiciosas, sombrías y bellas como su música y la tapa de sus discos. Este es un viaje a través de paisajes sonoros ricos, cinematográficos, etéreos melancólicos, nostálgicos y oscuros, con mucha sensibilidad melódica, ofreciendo capas, sofisticados arreglos que brindan una experiencia inmersiva que nunca deja de sorprender e impresionar, pero al mismo tiempo accesible y atractivo. Te invito a un mundo sonoro intrigante, con cautivadoras melodías de música atractiva, estimulante y gratificante, ideal para comenzar la semana en el blog cabeza. Artista: Rick Miller Álbum: One of the Many Año: 2002

Cuando la Quieren Enterrar, la Memoria se Planta

El pueblo armado con pañuelos blancos aplastó el intento de impunidad . Alrededor de medio millón de personas se manifestaron en la Plaza de Mayo para rechazar categóricamente el 2x1 de la Corte a los genocidas. No fue la única, hubo al menos veinte plazas más en todo el país, todas repletas, además de manifestaciones en el exterior. Una multitud con pañuelos blancos en la cabeza pudo más que todo el mecanismo político-judicial-eclesiastico-mediático, forzando al Congreso a votar una ley para excluir la aplicación del "2x1" en las causas de lesa humanidad. Tocaron una fibra muy profunda en la historia Argentina, que traspasa generaciones. No queremos genocidas en la calle: es tan simple como eso. Tenemos que tolerar las prisiones domiciliarias a genocidas, que se mueran sin ser condenados o que sean excarcelados gracias a los jueces blancos. Cuesta muchísimo armar las causas, años. Muchos están prófugos, muchos no pudieron condenarse por falta de pruebas y otros porque tard

Los Dos - Caminos (1974)

En nuestra recorrida por el rock mexicano hoy revisamos un disco humilde pero bien logrado, sin esperar demasiado tampoco, y copio un comentario que hace referencia justamente a ello: "Es refrescante escuchar a músicos que se limitaban a hacer lo que les venía en gana, sin preocuparse de ser considerados autores geniales y con ideas nuevas. Los Dos eran Allan y Salvador, un dúo muy limitado musicalmente; no obstante, esas carencias la suplen con honestidad: mucha honestidad. Su mezcla, algo burda, de rock-folk, música tradicional latina y canto nuevo chileno, tiene momentos por demás emotivos y conmovedores. Sus letras eran muy sencillas y poco rebuscadas, en su mayoría acerca del amor". Disco raro, muy poca información se encuentra en la red, a mi parecer uno de los pocos discos hechos en México en los 70’s con un sonido muy jipi y folk. Eso lo describe bien, bien jipi y folk... Artista: Los Dos Álbum: Caminos Año: 1974 Género: Rock psicodélico / Folk rock Dura

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.